El pasado viernes 18 de Febrero, en la Ermita de San Sebastián, tras una eurcaristía ofrecida en sufragio de Antonia Olivares, una de sus hijas, en nombre de todos sus hermanos daba las gracias por dos razones: la primera por ofrecer la misa por su madre en la ermita de San Sebastián, y la segunda por la dicha que ella y sus seis hermanos sienten al conocer la nueva casa de unas imágenes que han formado parte de sus vidas durante largos años, y que mejor Casa que la de nuestro Patrón San Sebastián, que ha protegido a la villa de Fuente Obejuna durante siglos de epidemias y desgracias.
La bella imagen del crucifijo siempre presidió la cabecera del matrimonio Martínez Olivares, al pie de cuya cruz quedaban embelesados sus hijos mientras recibían una educación basada en el amor a Cristo.
Por otra parte la imagen de San Antón siempre presidió el descansillo de la escalera, transito diario que accede a la segunda planta de una casa que siempre estuvo vinculada a la agricultura y la ganadería. Nunca faltaba la luz de una lamparilla de aceite para que la protegiera dándole un halo de misterio a la imagen y la escalera. Fueron muchos los furtivos besos que recibió el Santo de esta familia antes de irse a dormir temiendo que la imagen cobrara vida y su sombra les persiguiera hasta sus habitaciones. Ambas imágenes han sido testigos durante largos años de las vivencias de la familia Martínez Olivares, que aunque forman parte del pasado siempre permanerán presentes en sus vidas. Esta familia, que siempre tiene presente a sus padres les quedarán profundamente agradecidos por la educación cristiana que recibieron. Sus hermanos, visiblemente emocionados, no pudieron contener las lágrimas al recordar aquellos bellos recuerdos de su infancia y juventud.
Por otra parte la imagen de San Antón siempre presidió el descansillo de la escalera, transito diario que accede a la segunda planta de una casa que siempre estuvo vinculada a la agricultura y la ganadería. Nunca faltaba la luz de una lamparilla de aceite para que la protegiera dándole un halo de misterio a la imagen y la escalera. Fueron muchos los furtivos besos que recibió el Santo de esta familia antes de irse a dormir temiendo que la imagen cobrara vida y su sombra les persiguiera hasta sus habitaciones. Ambas imágenes han sido testigos durante largos años de las vivencias de la familia Martínez Olivares, que aunque forman parte del pasado siempre permanerán presentes en sus vidas. Esta familia, que siempre tiene presente a sus padres les quedarán profundamente agradecidos por la educación cristiana que recibieron. Sus hermanos, visiblemente emocionados, no pudieron contener las lágrimas al recordar aquellos bellos recuerdos de su infancia y juventud.
Desde este año la imagen de San Antón es la protagonista de la bendición de las mascotas de los mellarienses el día de su festividad, vísperas de la celebración de nuestro Patrón San Sebastián.
Francisco Javier Cabezas
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