Museo Vivo en Posadilla

En los alrededores del museo no faltaba la diversión, los juegos de calle, el flamenco, las degustaciones de productos de la tierra y de dulces caseros.

El pasado sábado 4 de Junio en pase de mañana y tarde se podía disfrutar en el Museo Etnográfico de la aldea mellariense de Posadilla de un viaje en el tiempo recreandose en su interior las más variopintas y diferentes actividades, trabajos, ambientes y oficios desde la bodeguita de entrada donde se podía degustar un vino dulce exquisito, pasando por el trabajo realizado por las matanceras elaborando chorizos, la transformación de la uva en vino, una señora haciendo quesos, el ambiente de una antigua cocina con su chupón donde una señora da vuelta a las migas y se ornean los productos elaborados en la matanza, labores agrícolas tales como las realizadas con un trillo, pudiendo también admirar un chozo aunténtico haciéndonos así una idea de la vida en el campo. Ya en la planta superior del museo continuábamos el recorrido en una sala de proyección y discos de vinilo, seguida de una habitación con todo el ajuar de unos novios, una fragua en plena faena, un zapatero remendando zapatos, el barbero cortándole el pelo a un chiquillo, niños de Primera Comunión, una parturienta atendida por el doctor y la enfermera que poco después sería madre de mellizos finalizando con un grupo de bordadoras en la sala de estar de su casa. Todas las escenas mostraban un recreación perfecta de aquellos años no muy lejanos en el tiempo, quedando grabados en las retinas de los más mayores y siendo una clase magistral para los más jóvenes de la vida de aquellos años.
Es la segunda vez que se realiza esta actividad por los vecinos de la aldea, aunque en una ocasión anterior fue un grupo de gaditanos procedentes de Alcalá de los Gazules pertenecientes al Grupo de Desarrollo Rural de "Los Alcornocales" los que dieron vida por primera vez a este museo durante una visita a la aldea en noviembre de 2.008. El sacerdote, la guardia civil y el cartero que entregaba una carta con una bella fotografía de todos los participantes en la actividad juntos a las puertas del museo no faltaron a esta cita.
En los alrededores del museo no faltaba la diversión, los juegos de calle, el flamenco, las degustaciones de productos de la tierra y de dulces caseros, los puestos callejeros y la verbena así como un pequeño rebaño de ovejas y un herrador con su caballo.

Francisco Javier Cabezas